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Sábado, alrededor de las 11.00 de la mañana de un día caluroso en la ciudad de Rosario; dos periodistas se hicieron presente en el instituto Gral. José de San Martín, donde los aguardaba el profesor Teodoro Agripino Amici para relatar sobre el Judo y cómo influyó en su vida.

Tras aguardar unos instantes, ingresaron al despacho donde permanecerían por más de una hora y treinta minutos en diálogo con Teodoro. Éste comenzó su oratoria con una explicación crucial para el desarrollo de la historia, diferenciando que era un deporte amateur y un negocio.

“El deporte es ocio”, aclaró mientras les pidió no encender los grabadores y sostuvo; “Que no debían utilizarlo ya que si el contenido de la misma quedaba registrada en sus memorias, habría cumplido su objetivo”.

Además, destacó que el deporte debe enseñarse en las escuelas donde, en la actualidad,  los niños son formados con conocimientos durante 40 horas semanales y 2 horas de gimnasia. El profesor, comentó: “Primero debe perfeccionarse el maestro para poder educar a los niños” y resalto; “Que en las escuelas debe incluirse más horas de educación física y no gimnasia”.

Cuando fue consultado acerca del deporte amateur dijo: “Es muy bonito que Argentina gane medallas en las olimpíadas, pero sería importante que no se pierdan los valores del ser humano”.

También hizo mención en reiteradas oportunidades la diferencia del Judo como disciplina olímpica y el arte marcial. Enfatizó que a través del JUDO y el YOGA, participas de una meditación activa y pasiva. Puesto que, al  practicarlo, no sólo hablas con tu interior sino que también lo realizas con el otro a la hora de la lucha (hablar con el cuerpo).

A la hora de preguntarle como observaba el deporte de competición resaltó que éste se había convertido en un “NEGOCIO” explicando que esto se debía a la negación (NEG) del ocio (OCIO). Por ende, luego de lo ocurrido con los atletas argentinos en los juegos olímpicos; el JUDO dejó de ser un deporte amateur porque se ha perdido la esencia del mismo (la disciplina).

Les contó que cuando tenía tan sólo 7 años y practicaba natación en el club Newell’s Old Boys de la ciudad de Rosario, luego de un entrenamiento se detuvo a observar a unas personas de traje blanco que se encontraban del otro lado del alambrado.

Se acercó de curioso y le preguntó al profesor en qué consistía esa actividad. El mismo le estrechó la mano y le dijo: “Señor, esto se llama JUDO y usted puede practicarlo porque da muy bien la mano”. A lo cual,   70 años después sigue sosteniendo que esta disciplina forma es su vida.

​​Haciendo referencia a su época de plena actividad competitiva, les relató una anécdota que tenía como figura principal al actual presidente de la nación Juan Domingo Perón. Explico que un día mientras se encontraba entrenando en el predio nacional en Buenos Aires, apareció el mandatario y les preguntó cómo se sentían y además de consultarles sobre la alimentación.

Al día siguiente, cambiaron el menú.

“A los 15 años yo era profesor y gratis; siendo mi primer club la Sociedad Hebraica”, aseveró con orgullo;  y agregó mientras terminaba su café: “Competí  hasta los 23 años”.

A lo largo de sus ocho obras Teodoro explica las leyes para vivir, los conocimientos de uno mismo y las leyes para la convivencia.

“Eficiencia máxima en el uso de la energía cósmica”; agregó mientras se levantó de su sillón en busca de unas fotografías.

Cuando pensaban en retirarse del despacho, el profesor hizo hincapié a que cuando el deporte deja de ser un juego para pasar a ser negocio (obligatoriedad), éste pierde su esencia.

“Lo grave no es caer, sino permanecer caído”, agregó que era uno de los axiomas del JUDO, y enfatizó el otro principio: “Que caigas como algodón y no como porcelana”. “No luches contra el viento, acompáñelo”, resaltó sobre el final de su discurso. De esta forma, los periodistas cuentan a través de estas líneas los registros guardados en sus memorias.

"Practicar artes marciales es un aprendizaje"

ROSARIO AMATEUR

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